viernes, 31 de diciembre de 2010

Feliz...


Este año me di cuenta de que no existen años buenos ni años malos sino simples periodos de tiempo en los que las cosas te pueden ir bien o te pueden ir mal, pero no tiene porque ser coincidente con el año natural. Por eso no os voy a desear que tengáis un buen año, no escucharéis mis mejores deseos para vosotros para el 2011 ni me veréis brindar por los próximos doce meses que mañana comienzan, pero si que os deseo de todo corazón que desde este momento y para siempre (no sólo para el 2011) las cosas gratas que os sucedan en la vida sean muchísimas más que las cosas ingratas y que el día que tengamos que hacer una estadística de nuestra vida, esta sea positiva, muy positiva, increiblemente positiva....

miércoles, 29 de diciembre de 2010

De Gabilondo a Feroz...



Me da mucha pena lo que nos está tocando vivir, me da mucha pena ver como las empresas van cayendo, y me da muchísima pena ver como la gente que trabaja y dedica algo más que su tiempo a esas empresas acaban siendo arrastrados por toda esta maldita vorágine que no hace más que destrozar todo lo que se encuentra por delante. Ayer se pudo ver en directo por televisión, porque ayer CNN + finalizó sus emisiones para siempre y para dejar su hueco a un canal temático de 24 horas Gran Hermano.



Puedes estar de acuerdo con la ideología, puedes pensar que lo que dicen es más o menos neutral, puede gustarte o no el estilo, pero en lo que todos debemos estar de acuerdo es que es una pena que desaparezca una ventana al mundo, un lugar donde te puedes enterar de lo que ocurre, un espacio que te contó sin interrupciones lo que pasó el 11S, el 11M, y otros tantos días en los que necesitamos estar plenamente informados porque el ser humano lo necesita. Necesita información.


Una pena lo que ocurre y una pena es que ahora tengamos que ver a Feroz, ese insulso personaje, en calzoncillos en el mismo lugar catódico en el que Gabilondo (Iñaki) nos daba noticias, buenas o malas, pero noticias.





Minutos Musicales

domingo, 26 de diciembre de 2010

¿Navidad?


Cada vez hay más gente que expresa su, no sé muy bien cómo decirlo, incomodidad ante las navidades y todo lo que estas conllevan y mucho me temo que como no pongamos remedio más pronto que tarde, este tipo de gente acabará triunfando y las navidades irán, poco a poco, perdiendo intensidad hasta que sean algo tan rutinario como lo puede ser uno cualquiera de los 52 domingos que tiene el año.

Hace no muchos años era impensable salir de casa después de las diez de la noche del día 24, los bares cerraban temprano y ya no volvían a abrir sus puertas hasta bien entrado el día 25, las reuniones familiares eran muy especiales y ni existía la posibilidad de cenar fuera de casa. Hoy puedes salir a tomar una copa después de la cena, encontrarás todo abierto y abarrotado de gente (eso me dicen) y, claro, también tienes la posibilidad de cenar fuera de casa, igual que lo puedes hacer cualquier otro día del año.

Por otra parte, este año noto que la decoración navideña está casi muerta. Apenas hay luces, no existe originalidad alguna, de los villancicos ni hablamos y el ambiente comercial, por desgracia, inexistente. Con esa actitud ¿cómo podemos celebrar algo y hacer que, por lo menos, unos días del año sean especiales con la falta que nos hace?.

Pero hay una cosa clara y a la que en este caso nos agarramos como a un clavo ardiendo: Si hay vida hay esperanza y si ponen "Que Bello es Vivir" hay Navidad..... De momento este año la pusieron, así que este año todavía hay Navidad.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Balances y Balanzas


Ya va llegando el momento de hacer balances de este 2010 al que todavía le queda una semana larga. Un 2010 que yo sólo lo puedo definir como intenso, muy intenso, INTENSO en mayúsculas porque de todas las experiencias y vivencias que a una persona le pueden ocurrir en un periodo de 365 días sólo quedan para su memoria una pequeñísima parte de ellas que son las que al final decidirán si este que ya termina fue un buen año o no.


En mi caso ya delanto que fue intenso porque tuve experiencias de los dos tipos, de las buenas que no olvidaré jamás, que quiero tener siempre en mi memoria y que me permiten sonreír cada vez que las recuerdo por lo maravillosas que fueron y de las malas, por las que intento no llorar pero que a veces me resulta imposible, las que me gustaría que nunca hubieran llegado a pasar y las que no deseo a nadie. Las buenas fueron buenísimas, porque lo fueron y este blog fue testigo directo de ellas, algunas veces en modo directo y otras leyendo entre líneas y las malas (aquí sería conveniente escribir en singular), para no repetir jamás.


Y es ahora el momento en el que cada uno, en su balanza particular coloca todas esas cosas y según lo que marque la aguja emite un veredicto en el que califica su año de bueno o malo. En mi caso la aguja de la balanza marca la I, la I de Intensidad donde se puede disfrutar, donde se aprende mucho y donde también, de vez en cuando, se llora.


Mi deseo es que vuestra balanza siempre marque la B. No es fácil, pero os lo deseo de corazón.

martes, 21 de diciembre de 2010

Suerte, amigos!!!

Creo recordar que hace justamente un año os prometí un festejo importante si me tocaba la lotería (del primer premio "parriba"). Este año no va ser menos, así que repito y escribo lo dicho: Si mañana me toca la lotería (y puede ser, porque al final, entre unas cosas y otras juego más que Julio Alberto) os invito a un pedazo de fiesta que no podréis olvidar nunca. Prometido!!!






lunes, 20 de diciembre de 2010

Feliz Navidad

martes, 14 de diciembre de 2010

¿Eres feliz?


Esta es la pregunta que Alfred S. Parker, profesor de psicología humanitaria de la Universidad escocesa de Strathclyde, les hizo a doscientos de sus alumnos en los dos últimos años. Una pregunta que aparentemente es de respuesta fácil, pero que resulta bastante más complicada que un simple si o un triste no. Y es que todo depende de en lo que base cada uno su propia vida y esto es precisamente por la cantidad de variables que componen nuestra existencia y que, al fin y al cabo, hacen que todo esto pueda ser bastante más interesante de lo que parece.

La mayoría de los alumnos basaban su felicidad en el amor, en su pareja o sus ilusiones hacia una pareja que podía ser real o ser sólo una pretensión. Todos ellos manifestaban que si eran felices con sus parejas, el resto poco les importaba y que serían capaces de hacer cualquier cosa con tal de que su relación fuese una relación ilusionante, vivaracha y dinámica antes de tener que aburrirse y verse atrapados en algo que no desean. Otra pequeña parte hacían especial mención al tema económico. Si llegaban a final de mes sin problema, si disfrutaban de sus caprichos, si tenían lo que querían, ¿para qué necesitaban amor?.

Pero curiosamente, sólo una mínima parte de ellos (un 4%) declaraba ser feliz porque gozaba de buena salud. A estos poco les importaba tener pareja o tener la Visa oro bien repleta porque, inteligentemente, decían que no sirve de nada tener lujos si no hay salud para disfrutarlos.

La conclusión de todo esto es que todos, el cien por cien, dijeron que SI, que eran felices y que lo eran porque querían ser felices, porque su felicidad se basaba en una de las patas que sostenían sus vidas y no en todas ellas, pero, ¿Era esa la verdadera respuesta? ¿realmente eran felices o sólo creían que lo eran?.

Y ahora lanzo yo una pregunta para valientes: ¿Realmente somos felices con nuestras vidas? ¿Nuestra felicidad es PLENA? ¿Cambiaríamos algo? ¿Algún pequeño cambio nos haría serlo aún más?.

Vaya por delante que no me puedo quejar, pero siempre hay matices, siempre...

sábado, 11 de diciembre de 2010

Le daría la vida (J.J. Millás)


Hoy os dejo un pequeño artículo de Juan José Millás donde explica muy bien lo que puede significar para este país la privatización, en un principio parcial, de una de las empresas más rentables que tenemos.



La privatización de la Lotería Nacional, de la que se habla últimamente, me llena de estupor. No me parece mal que el Estado se forre con la mala suerte de los contribuyentes (lo normal es que no toque), pero me repugna la idea de hacer millonarios con mi desgracia a los dueños de Construcciones y Contratas, por mencionar una empresa que me suena de algo. Hasta ahora, en Navidades, cuando compraba mi décimo anual a sabiendas de que no me tocaría ni el reintegro, pensaba en las carreteras y en los hospitales y en las escuelas que se podrían construir con mis veinte euros. No me dolía, la verdad, hacer cola en Doña Manolita, pues pensaba en la Lotería Nacional como en un impuesto más y uno siempre se ha declarado a favor de los impuestos. Sin impuestos no hay Estado y sin Estado no hay orden. Servidor de ustedes es muy partidario del orden.

De ahí el estupor que me provocan las privatizaciones en general y la de la lotería en particular. Me niego, con franqueza, a que un particular sea el dueño de mi mala suerte como me negué en su día a que una sociedad anónima se hiciera cargo, al fallecer, de mis restos. Creo que las empresas funerarias, como las loterías, deben ser propiedad del Estado. No me gusta en absoluto la idea de que mi cadáver sea entregado a las hermanas Koplowitz, por poner otro ejemplo de empresarias a las que soy capaz de reconocer. Ya me dolió en su día que les entregaran mis basuras, porque estoy convencido también a pies juntillas (qué rayos querrá decir a pies juntillas) de que si alguien tiene derecho a enriquecerse con mis mondas de naranjas y mis latas arrugadas de cerveza es, una vez más, el Estado.

Dirán ustedes que sólo estoy dispuesto a ceder al Estado lo peor de mí (mi mala suerte, mi cadáver, mi basura). No es cierto, también le doy puntualmente mi IRPF y mi IVA y mis impuestos indirectos. Y le daría la vida si se comportara como Dios manda, pues si algo deseo para mis hijos es un Estado fuerte, un Estado con una Sanidad que cure y una Educación que instruya y una Justicia que funcione, incluso con una Lotería Nacional que no toque, o toque poco. La lotería no está para hacer ricos a los particulares, sino para hacer grande a la nación. He dicho.

martes, 7 de diciembre de 2010

Quejicas


Podría decir que llevo tanto tiempo sin escribir porque estuve atrapado en un aeropuerto durante los últimos días, podría decir que no escribo porque estoy pasando el puente en una capital europea, podría soltar mil y una excusas pero no, no lo haré, porque ni estuve atrapado, ni estoy de vacaciones ni nada parecido, así que sin excusas que valgan (las tengo, pero no es plan de ponerme a llorar aquí mismo), me lanzo. No tenía pensado decir nada del tema de los controladores que tan entretenidos nos tuvo a todos en los últimos días, pero debo hacerlo porque no creo que se pueda tolerar que una trabajadora de este gremio hable como habla en su blog y que seguramente todos hayáis leído o escuchado ya una parte.

El blog creo que se llama "Controladores aéreos y otras hierbas" (en serio, creo que se llama así y sólo con el título ya te echas a temblar) y es la tribuna que utiliza una chica que trabaja en esta profesión que tanta gente odió (incluso ella misma parece que lo hace por todo lo que dice) para expresar su repsetable punto de vista. Lo que dice no está del todo mal, pero el tono en el que lo dice es lo que ofende de verdad. Se queja de que los usuarios no se leyeron el BOE donde les "quitan todos sus derechos" (desde aquí la reto a que se lea ella el BOE donde quitan los míos y que casualmente se publicó el mismo día, aunque quizás a ella no le interesen demasiado mis problemas), se queja de tener que trabajar argumentando que "Nos exigís currar todos los días para tener vuestros putos puentes y vuestras putas vacaciones" y así una serie de perlas literarias, algunas con razón y otras sin ella, pero que sólo con leerlas ya ofenden a todos los que no pertenecemos a ese gremio.


No digo que no tengan parte de razón, que sus condiciones no sean las mejores, pero también le digo que en este país hay gente que no trabaja o gente que trabaja en unas condiciones infinitamente peores, con un estrés que supera en mucho al suyo, gente que se estresa por no llegar a fin de mes o no saber cómo le va a dar de comer a sus hijos (eso es estrés de verdad) y que esta gente no hace la vida imposible a otra gente que con toda su ilusión decide marcharse unos días por lo que sea, porque le apetece, porque se lo merece o porque estuvo ahorrando durante años para poder llevar a su hijo a Eurodisney.


Hay modos de protestar, pero esos modos tienen que incomodar a los protestables y no a los que nada tienen que ver porque toda esa gente no tenía nada que ver.


Y una cosita más: Si tan malo es tu trabajo o las condiciones del mismo, ¿por qué no lo dejas?. Estoy seguro de que puedes trabajar en mil y un sitios donde tendrás mucho menos estrés y todos ellos muy dignos y respetables. (me gustaría poner ejemplos, pero no lo hago por respeto a todas esas personas que trabajan cada día en condiciones muy injustas pero que no pueden quejarse).