miércoles, 7 de noviembre de 2012

Decíamos ayer...


Hace tanto, tantísimo tiempo que no me decido a escribir nada que, en realidad, no sé muy bien si el tema del que voy a hablar ya lo he hablado en alguna ocasión anterior. Si es así, ruego clemencia. 

 Y es que necesito hablar, más que nunca, de la maldita negatividad voluntaria de la gente en un momento en el que ya tenemos una negatividad obligatoria y propiciada por el ambiente tan mezquino que nos rodea y que hace que la mayoría de nosotros estemos al borde del colapso emocional. 

Me molesta mucho, muchísimo esa gente que le preguntas, por cortesía, qué tal están y te contestan con un simple y hastiado "bueeeno", como diciendo, podía estar mejor o no soy todo lo feliz que pensaba que podría llegar a ser y hablo de gente con su vida resuelta, con salud y sin mayores problemas que decidir dónde me voy a tomar un café o dónde voy a pasar las vacaciones este año. Por otro lado tenemos esa gente, a la que admiro, que rebosa positividad, que siempre están bien y que siempre y aunque tengan verdaderos problemas muestran en su cara la mejor y más sincera de sus sonrisas. 

 Mi pregunta es lo que ocurriría si algún día, esos negativos reciben una noticia mala de verdad o si esos positivos a los que las cosas no les salen tan bien, reciben el notición que hará que cambien sus vidas. ¿Quién lo llevaría mejor? ¿Nos sorprenderían sus actitudes?? 

Sinceramente, creo que NO.