No sé si decir "por fin" o "que pena" por el fin de las fiestas, pero si me debo decantar por una de las dos lo hago por la segunda.
No cabe duda que son un trajín acentuado, en mi caso, por el trabajo que se multiplica por cien en estos días, que andamos todos bastante acelerados, que desplazarse en coche por la ciudad es toda una aventura que no suele acabar bien, que ir a comprar algo se convierte en un ejercicio de paciencia infinita que sabes cuándo comienza pero no cuándo termina y en el que se pone al estómago en una situación extrema al que no está acostumbrado, pero es que a mi me va toda esa marcha y lo reconozco.
Las navidades, en la vida de cada uno, tienen varias fases. La primera es la fase en la que somos pequeños y la disfrutamos con muchísima ilusión. En esta fase se nos ocultan ciertos "detalles" que hacen que todo sea mucho más mágico y especial y que vivamos una de las mejores épocas que se pueden vivir a lo largo de una vida (permítaseme esta redundancia de la redundancia). La segunda se vive en la adolescencia y aquí pasa sin pena ni gloria y es donde las navidades, dentro de una escala de valores, pasan a ocupar puestos muy lejanos a la cabeza y la tercera la vives de adulto en donde ya aparecen descendientes (hijos propios, hijos de amigos, sobrinos, etc) y donde todo el protagonismo se lo llevan ellos y sólo ellos. Es en esta tercera fase donde se vuelve a recuperar una ilusión que parecía perdida pero que reaparece aún más fuerte de lo que había sido.
Ya sólo quedan diez meses (quizás nueve) para volver a ver por las calles las luces, los escaparates adornados, las ilusiones a flor de piel y volveremos, espero, a hablar de lo mismo. Diez meses que espero sean buenos y en los que viviremos experiencias que, probablemente, ahora ni imaginemos, que escucharemos noticias buenas y malas, que pasaremos frío, calor, que veremos cosas nuevas...y viejas, que beberemos, que comeremos, reiremos y nos enfadaremos, estaremos tristes y pletóricos, etc, etc, etc.
Pero, por favor, que el regustillo que nos quede en diciembre sea bueno.
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