Como bien sabéis todos, soy un "repunante" (sin G) para los temas culinarios. No me gusta la cebolla en la tortilla, tampoco me gusta la cebolla fuera de ella, no soporto ver una zanahoria y odio que un guisante invada mi plato. Tampoco quiero saber nada con un huevo cocido, por muy desmigajado que esté y una cosa: SI ME GUSTA EL QUESO.
Pero lo que más sorprende a la gente, y lo entiendo perfectamente, es que no me gusten los huevos fritos...o no me gustasen diría yo porque el pasado fin de semana dí un pequeñito paso hacia la eliminación de esta barrera gastronómica con la que convivo, casi casi, desde que nací.
Gracias al buen quehacer de mi amigo Víctor me pude tomar unos huevitos fritos de codorniz que estaban, cómo decirlo,...EX-QUI-SI-TOS. Los preparó con tanto mimo y tenían tan buena pinta que no podía negarme a probarlos. Estaban allí tan coquetuelos, sobre un trocito de pan y bajo unos pequeños taquitos de jamón y chorizo que era imposible no comerlos de un bocado.
Ahora bien, lanzo un aviso para navegantes: Que nadie pretenda ofrecerme huevos de codorniz porque yo sólo comeré los de confianza y esos sólo son los de mi amigo, que tienen un ingrediente fundamental y difícil de encontrar en la cocina moderna: El cariño.
Que ricos estaban!!!!
5 comentarios:
Querido repunante; como cantaba yo hace tiempo: "me lo decía mi abuelito, me lo decía mi papá, me lo dijeron muchas veces y lo olvidaba muchas más"
Te habrán dicho mil veces eso de "no sabes lo que te pierdes". Pues eso.
Pues yo le he oído comentar a tu amigo que se le olvidó llevar cantarelus y que con eso sí que hubieras flipado.
También comentó que para la próxima probarás patatas con jabalí.
Manda güevos.
Ehh, Pepe, para una frase famosa que tengo, no me la quites.
Viva Honduras!!!
Federico tienes alguna que otra más, recuerda que nuestros héroes tomaron el islote Perejil "al alba y con viento fuerte de levante"
Ya nadie nos hace reir en política. Aún así, no vuelvas por favor.
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