Me doy cuenta que cuando tengo algo en al cabeza y de pronto se me va sin dejar rastro sufro una especie de bloqueo que me deja sin habla hasta que esa idea pasa, de nuevo, a ocupar un lugar preferente entre mis dos neuronas.
Pero lo que me dí cuenta hace unos días y que yo no sabía es que ese bloqueo me ocurre también con este blog. Hace pocos días estaba yo en mi camita, más pancho que nadie, calentín y tapado hasta las orejas y aprovechando mis últimos minutos horizontales del día y se me ocurrió un post para escribir. Lo tenía todo: La temática, algunas frases, el título y hasta había pensado en la foto, pero de pronto, como una pompa de jabón, el pensamiento hizo PLOP y se desvaneció sin dejar huella.
Desde entonces, lo dicho, sufro un tremendo bloqueo que no permite que articule palabra ni que consiga escribir más de dos palabras seguidas.
A ver si ahora, tras sacar este problemón que llevaba dentro, la cosa ya va algo más fluidita y os puedo dedicar más tiempo, que aunque no lo creáis, me hace falta. Mucha falta.
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