Para los que somos padres con hijos en edad escolar, la navidad es una terrible época en la que se nos somete a una de las pruebas más duras del año.
En estos días nos toca recibir una comunicación en la que, sin ningún miramiento, se nos dice de qué deben ir disfrazados nuestros hijos para la función del colegio lo que, para gente como yo, supone una carga de estrés extrema con los riesgos que eso conlleva. Normalmente, el tiempo de ejecución no supera las 72 horas. 24 para asimilar, 24 para discurrir, 12 para acordarse de la familia del que pensó el disfraz, 10 para ponerse nervioso y desperarse y 2 para hacerlo, comprarlo, idearlo, probarlo y encajarlo, generalmente con bronca incluida en el pack.
Digo para gente como yo, porque de sobra sé que hay familias a las que todo esto se les da especialmente bien, que de un trapillo cualquiera te sacan un perfecto vestuario navideño y que con cuatro cosillas te hacen un portal de Belén con mula y buey incluidos. Pero yo soy lo contrario: No tengo buenas ideas, lo peor que hago en el mundo es coser, jamás encuentro disfraces por las tiendas como el resto de los padres y, la verdad, para este tipo de cosas soy bastante malcurioso (sospecho de dónde me puede venir todo esto).
Por suerte, debo decir que escribo este desde la satisfacción de tener ya casi solucionado el problema de este 2009 y que, desde este mismo momento, ya empiezo a trabajar en el mismo problema del 2010.
En estos días nos toca recibir una comunicación en la que, sin ningún miramiento, se nos dice de qué deben ir disfrazados nuestros hijos para la función del colegio lo que, para gente como yo, supone una carga de estrés extrema con los riesgos que eso conlleva. Normalmente, el tiempo de ejecución no supera las 72 horas. 24 para asimilar, 24 para discurrir, 12 para acordarse de la familia del que pensó el disfraz, 10 para ponerse nervioso y desperarse y 2 para hacerlo, comprarlo, idearlo, probarlo y encajarlo, generalmente con bronca incluida en el pack.
Digo para gente como yo, porque de sobra sé que hay familias a las que todo esto se les da especialmente bien, que de un trapillo cualquiera te sacan un perfecto vestuario navideño y que con cuatro cosillas te hacen un portal de Belén con mula y buey incluidos. Pero yo soy lo contrario: No tengo buenas ideas, lo peor que hago en el mundo es coser, jamás encuentro disfraces por las tiendas como el resto de los padres y, la verdad, para este tipo de cosas soy bastante malcurioso (sospecho de dónde me puede venir todo esto).
Por suerte, debo decir que escribo este desde la satisfacción de tener ya casi solucionado el problema de este 2009 y que, desde este mismo momento, ya empiezo a trabajar en el mismo problema del 2010.
Os dejo un interesante vídeo relacionado con este tema:
1 comentario:
Qué bueno el anuncio!! Pero que cortita la madre, mira que no sospechar!!
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