Acabo de recibir una llamada del Departamento del Estudio del Sueño de la Universidad de Kentucky para someterme a un experimento puesto que dicen que soy capaz de dormirme en cualquier lugar y situación, algo que niego categoricamente y que me parece una exageración. El estudio lo quieren hacer basándose en un escrito que algún "buen" amigo les hizo llegar y en el que dan detalles suficientes para que ese prestigiosísimo departamento universitario se haya fijado en mi persona para desarrollar su labor investigadora.
A modo de antecedente y como defensa propia debo decir que, digan lo que digan, soy de mal dormir, de noches insomne, de fácil despertar con el ruido de una mosca y de tardar mucho en alcanzar el sueño, aunque eso sólo lo defiendo yo y no se por qué, la verdad.
Y es que en el escrito describían con todo lujo de detalles las siguientes situaciones:
1) La vez que me dormí sobre una roca de un pedreru plagada de llámpares y mejillones que hacían que la superficie fuese propia de un fakir y usando como almohada un bote de desodorante en spray (en este momento me pregunto de dónde narices había salido ese bote-almohada). Sólo me faltaba sacar fuego por la boca al acercar una antorcha y después pasar el sombrero.
2) La vez que me dormí en un ALSA Gijón Madrid con el dedo índice de la mano derecha dentro de mi ojo derecho, siendo ese mi único apoyo para tan deliciosa siesta. A punto estuve de quedarme tuerto por el traqueteo del autobús.
3) La vez que eché un "pigazu" (pequeño sueño) apoyando mi frente en un tazón de ColaCao que acababan de servirme en una cafetería gallega junto a un delicioso croissant. Creo que de esto hay testimonio gráfico. Me desperté con un mechón de pelo dentro de la bebida (ahora entiendo muchas cosas. ¿Y si el ColaCao es un alimento alopécico?).
4) Las veces y veces que me dormí en el cine, llegando a dormirme en 9 de cada 10 películas que fuí a ver, como poco.
Vamos, que tampoco es para tanto y que estos de Kentucky igual exageran un poquitín. Sigo defendiendo mis dificultades para dormir pero me dejaré estudiar, que no seré yo quien les quite la ilusión.
Zzzzzzzzzz
A modo de antecedente y como defensa propia debo decir que, digan lo que digan, soy de mal dormir, de noches insomne, de fácil despertar con el ruido de una mosca y de tardar mucho en alcanzar el sueño, aunque eso sólo lo defiendo yo y no se por qué, la verdad.
Y es que en el escrito describían con todo lujo de detalles las siguientes situaciones:
1) La vez que me dormí sobre una roca de un pedreru plagada de llámpares y mejillones que hacían que la superficie fuese propia de un fakir y usando como almohada un bote de desodorante en spray (en este momento me pregunto de dónde narices había salido ese bote-almohada). Sólo me faltaba sacar fuego por la boca al acercar una antorcha y después pasar el sombrero.
2) La vez que me dormí en un ALSA Gijón Madrid con el dedo índice de la mano derecha dentro de mi ojo derecho, siendo ese mi único apoyo para tan deliciosa siesta. A punto estuve de quedarme tuerto por el traqueteo del autobús.
3) La vez que eché un "pigazu" (pequeño sueño) apoyando mi frente en un tazón de ColaCao que acababan de servirme en una cafetería gallega junto a un delicioso croissant. Creo que de esto hay testimonio gráfico. Me desperté con un mechón de pelo dentro de la bebida (ahora entiendo muchas cosas. ¿Y si el ColaCao es un alimento alopécico?).
4) Las veces y veces que me dormí en el cine, llegando a dormirme en 9 de cada 10 películas que fuí a ver, como poco.
Vamos, que tampoco es para tanto y que estos de Kentucky igual exageran un poquitín. Sigo defendiendo mis dificultades para dormir pero me dejaré estudiar, que no seré yo quien les quite la ilusión.
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