miércoles, 28 de julio de 2010

Begin the beguine


Hoy me empapé de Gijón, de mi Gijón de siempre, del que más significó para mí, porque las ciudades, al igual que las personas, tienen épocas y yo hoy pude disfrutar del Gijón más importante de mi vida, del que hace unos años me vio crecer y que, aunque no tenía ni mucho menos olvidado, si hacía tiempo que no le hacía caso. Espero que algún día sepa perdonarme.

Y es que esta misma mañana me planté antes de las diez en el centro de la ciudad y decidí, junto a mi hijo pequeño, dar un paseo de esos que daba y vivía intensamente hace 15 o 20 años. Para empezar, mis pies me llevaron por el muelle hacia la rula. Allí se encuentra unos de mis rincones "secretos" favorito. De ahí y subiendo por la Cuesta'l Cholo avanzo por el “Nordeste” hasta un maravilloso paisaje como es el Cerro de Santa Catalina. La vista y la tranquilidad que allí hay son asombrosas. Creo que no exagero si digo que hace casi 20 años que no hago ese paseo y, de verdad, las sensaciones (de paz), sonidos (del mar) y olores (a salitre y hierba) son exactamente los mismos. Algo ha cambiado del paisaje, pero poquito y para bien.

Después y tras un buen rato contemplando el horizonte atravesé el Cerro bajando por la cuesta de la Iglesia de San Pedro y avancé por el Muro hacia el Piles. El día de hoy, para quien no esté aquí, es de esos días típicos gijoneses que amanece grisáceo pero muy agradable, que cercano al mediodía empieza a clarear para dar paso a un buen día de playa y eso parecían saberlo los cientos de personas que a esa hora ya disfrutaban de la playa, se bañaban, paseaban por la orilla o jugaban al fútbol sobre la arena.

De verdad que hoy pude disfrutar de un maravilloso placer y que tengo la suerte de tenerlo ahí, al alcance de mi mano....y de la vuestra. La pena es no haberlo hecho en estos últimos años, aunque la verdadera pena hubiese sido no habernos reencontrado nunca.


Hoy era fácil distinguirme: Yo era el de la enorme sonrisa en la cara.

7 comentarios:

Gijoneses exiliados dijo...

De envidia morimos querido Lan. Qué paseo tan bonito! Nuestra ciudad es la mejor!

Ricardo Astrauskas dijo...

Con lo rico que es pasear y caminar. un saludo

Silfide dijo...

YO TAMBIEN QUIEROOOOOOOOOOOOO! :(

Anónimo dijo...

POR QUE NO VALORAMOS LO QUE TENEMOS?,Y EN CANBIO SI LO DISFRUTAS CON ALGUIEN ESPECIAL ES DISTINTO Y LO RECORDAMOS PARA TODA LA VIDA Y NOS QUEDA GRABADO A FUEGO EN NUESTRA MENTE¿POR QUE NOS DAMOS CUENTA TARDE DE LO IMPOTANTE QUE SON LAS COSAS CUANDO YA NO LAS TENEMOS?

Mr Pesk dijo...

Desde el exilio el subconsciente te lleva a idealizar más aún lo que no ves, ¿te puedes creer que echo de menos el sonido del reloj de la caja de ahorros de la plaza del Carmen? Podría concretar más, lo imagino un día de semana de agosto después de comer, cuando el centro de la ciudad se traslada a San Lorenzo y el escaso ruido del tráfico potencia su sonido.

Lan dijo...

Pesk:

Me gusta mucho como explicas esa sensación de verano con la ciudad semivacía y ese reloj sonando bajo el sol con el himno de Asturias a las horas en point.

Yo ya ni lo oigo. Quizás mis oidos no lo perciben o quizás esté estropeado...

Gracias por escribir, fíu del alma.

whitelabelcola dijo...

Yo lo oigo todos los días, no está estropeado