Tenemos la vida cargadísima de recuerdos. Buenos recuerdos que nos hacen ir hacia adelante y malos recuerdos que nos sirven para evitar cometer viejos errores. Pero tenemos tantos, tantísimos recuerdos que a veces se van olvidando y desaparecen hasta que algo nos hace que aparezcan de nuevo y que disfrutemos con ellos.
Nuestro cerebro es tan listo que es capaz de almacenarlos con una pequeña nota en la que dice algo así como "Si suena tal canción, este recuerdo que está almacenado con el número 3988/90 debe salir a la primera fila" y allá aparece el recuerdo de golpe a nuestras cabezas para poder ser degustado con tranquilidad el tiempo que sea necesario.
Además de la música, otra de las guías por las que ordenamos nuestros recuerdos es la de los olores. Con los olores, los recuerdos aparecen aún más rápido que con la música. Un olor es prácticamente personal e intransefrible. Es cierto que un mismo olor lo pueden tener dos recuerdos diferentes, pero seguro que uno de ellos tendrá un pequeño matiz que hará que ese recuerdo sea el más importante y el que de verdad quieres recordar y mantener ahí para siempre.
1 comentario:
Cada vez que voy a una perfumería me rocío, literalmente, del perfume que utilizaba, cuando estábamos juntos, la persona a la que más quiero. Cierro los ojos y es como si el tiempo no hubiera pasado. Porca miseria! que diría un italiano.
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