Ahora que quieren prohibir la venta de bollería industrial en todos los colegios, echo la vista atrás (como no) y recuerdo mi colegio en el que no sólo no vendían bollería industrial, sino que no vendían ni un simple chicle de cheiw. Mi colegio era peculiar porque no tenía ni patio para salir a jugar y claro, si no tenía patio para qué querían vendernos bollería si no la íbamos a comer.
¿Qué cómo solucionaban el problema del patio? (sé yo de una que ahora mismo se estará empezando a descojonar). Pues muy sencillo: Nos echaban literalmente a la calle media hora antes. Cuando en el resto de colegios salían a las doce, nosotros lo hacíamos a las once y media para compensar esa media hora de patio inexistente y mejor estar en la calle a merced de los coches y la delincuencia que protegidos en nuestras aulas con amables profesores….
Pero esa no era la única discriminación, porque mientras el resto de colegios se marchaba de viaje de estudios a Mallorca una semana, el menda se fue, ATENCIÓN, una (1) noche a Salamanca y vuelta “pa” casa, eso sí con dos maletones. Y otra es la de las excursiones: Cuando todo el mundo iba a visitar la fábrica de la Coca Cola y la Nestlé y volvían cargados de deliciosas viandas, el que suscribe acabó en una central eléctrica de “nosedónde” la mar de divertida y donde le regalaron un recortable de kilowatios animados. Chupi!!!
Pero que nadie se confunda, que estoy orgullosísimo de haber estudiado en ese colegio, de los amigos que allí hice y que aún mantengo y de haber podido vivir estas anécdotas que con mucho gusto ahora os cuento.
Y por ultimo una petición los que prohíben las comidas: Por favor, prohíban los pinchos de tortilla del instituto, que aquello si que era terrible e indigesto. Madre mía que cosa más mala (sólo superado por el que vosotros ya sabéis).
¿Qué cómo solucionaban el problema del patio? (sé yo de una que ahora mismo se estará empezando a descojonar). Pues muy sencillo: Nos echaban literalmente a la calle media hora antes. Cuando en el resto de colegios salían a las doce, nosotros lo hacíamos a las once y media para compensar esa media hora de patio inexistente y mejor estar en la calle a merced de los coches y la delincuencia que protegidos en nuestras aulas con amables profesores….
Pero esa no era la única discriminación, porque mientras el resto de colegios se marchaba de viaje de estudios a Mallorca una semana, el menda se fue, ATENCIÓN, una (1) noche a Salamanca y vuelta “pa” casa, eso sí con dos maletones. Y otra es la de las excursiones: Cuando todo el mundo iba a visitar la fábrica de la Coca Cola y la Nestlé y volvían cargados de deliciosas viandas, el que suscribe acabó en una central eléctrica de “nosedónde” la mar de divertida y donde le regalaron un recortable de kilowatios animados. Chupi!!!
Pero que nadie se confunda, que estoy orgullosísimo de haber estudiado en ese colegio, de los amigos que allí hice y que aún mantengo y de haber podido vivir estas anécdotas que con mucho gusto ahora os cuento.
Y por ultimo una petición los que prohíben las comidas: Por favor, prohíban los pinchos de tortilla del instituto, que aquello si que era terrible e indigesto. Madre mía que cosa más mala (sólo superado por el que vosotros ya sabéis).
Nota del autor: Pongo la foto de un "pantera rosa". Nunca me gustó ese pastelito y siempre me dio mogollón de repelús, pero a la gente os encantaba. Yo era más de Gitanito Ortiz.
1 comentario:
En mi colegio llevabamos el bocadillo de casa, pan de verdad con chorizo de verdad. Por supuesto allí no vendían nada como mucho regalaban ostias, pero se ponía un señor en la puerta a vender regaliz de palo a cinco pesetas. Yo creo que eran los tallos de las hortensias que podaba en otoño pero nos los metíamos pa'dentro igual.
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