Durante muchos años pasaba parte de mis vacaciones en Galicia. Fundamentalmente en Portonovo y Sanxenxo donde tuve el placer de descubrir Playa Canelas, una deliciosa bahía de arena blanca, mar turquesa y chiringuito de los biuenos. Un pequeño bar de madera en la misma arena y donde perfectamente podías comer una buena ensalada, carne asada, pulpo, tortilla de patata y todo regado con unos buenos BOX.
Tengo recuerdos maravillosos de aquellos días, aunque también los tengo regulares. Recuerdos por los que hace 5 años que no piso esa tierra y que me llevaron a buscar otros destinos para mis vacaciones, pero estos recuerdos los dejo aparcados ya que no tiene sentido sacarlos ahora.
En la parte positiva no puedo evitar la sonrisa al recordar el día que conocí al mismísimo Marqués de Vizhoja en persona. El Excelentísimo tuvo el detallazo de enseñarnos sus bodegas, mostrarnos todo el proceso de elaboración de su famosísimo vino y demostrar su simpatía. Era un tipo gracioso, gallego de acento, pero con un problema que le hacía hablar de una forma eléctrica a través de una especie de sintetizador portátil. Era simpático escuchar la expresión "Ay carallo!!" pronunciada con esa voz. Un tío majo y generoso por habernos mostrado los interiores de su empresa. Por cierto, un secreto: En realidad el Marqués no es Marqués. Es un avispado empresario que supo hacer de su marca un título nobiliario.
Tampoco puedo olvidarme de los bares de Portonovo con O'Risonsiño a la cabeza ni del camping que tantas jornadas de juventud me hizo vivir con aquellas duchas portátiles de plástico sólo válidas para gente sin escrúpulos...y sin olfato.
Y muchas cosas más que recuerdo pero que no me conviene escribir aquí.
Que ganas tengo de volver!!!. Desde este momento me declaro de nuevo amigo de Galicia, olvido aquellas cosillas que me hicieron no volver, me olvido de aquella hija de la grandísima bretaña que en pleno mes de agosto y tras reservar una habitación me la quitó diciendo que era mentira que la hubiese reservado (provocando con ellos pasar la noche de muy mala manera) pero no hay rencor. Espero volver a vivir ese sol radiante entre este año y el que viene, que falta me hace.
Tengo recuerdos maravillosos de aquellos días, aunque también los tengo regulares. Recuerdos por los que hace 5 años que no piso esa tierra y que me llevaron a buscar otros destinos para mis vacaciones, pero estos recuerdos los dejo aparcados ya que no tiene sentido sacarlos ahora.
En la parte positiva no puedo evitar la sonrisa al recordar el día que conocí al mismísimo Marqués de Vizhoja en persona. El Excelentísimo tuvo el detallazo de enseñarnos sus bodegas, mostrarnos todo el proceso de elaboración de su famosísimo vino y demostrar su simpatía. Era un tipo gracioso, gallego de acento, pero con un problema que le hacía hablar de una forma eléctrica a través de una especie de sintetizador portátil. Era simpático escuchar la expresión "Ay carallo!!" pronunciada con esa voz. Un tío majo y generoso por habernos mostrado los interiores de su empresa. Por cierto, un secreto: En realidad el Marqués no es Marqués. Es un avispado empresario que supo hacer de su marca un título nobiliario.
Tampoco puedo olvidarme de los bares de Portonovo con O'Risonsiño a la cabeza ni del camping que tantas jornadas de juventud me hizo vivir con aquellas duchas portátiles de plástico sólo válidas para gente sin escrúpulos...y sin olfato.
Y muchas cosas más que recuerdo pero que no me conviene escribir aquí.
Que ganas tengo de volver!!!. Desde este momento me declaro de nuevo amigo de Galicia, olvido aquellas cosillas que me hicieron no volver, me olvido de aquella hija de la grandísima bretaña que en pleno mes de agosto y tras reservar una habitación me la quitó diciendo que era mentira que la hubiese reservado (provocando con ellos pasar la noche de muy mala manera) pero no hay rencor. Espero volver a vivir ese sol radiante entre este año y el que viene, que falta me hace.
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