El pasado fin de semana dediqué parte de mi tiempo no laboral al maravilloso deporte del "compring" en la modalidad de "compras diarias y necesarias para sobrevivir", de la que soy campeón olímpico. Esta modalidad, por si alguien no la conoce, consiste en acudir al supermercado elegido a comprar todo tipo de cosas necesarias y básicas para el día a día (pan, leche, huevos, yogures, etc.) para luego meterlas en bolsas de plástico y cargar con ellas hasta que te dejas la espalda por el camino.
Acudí a un centro comercial que no quiero publicitar pero para daros una pista, puedo deciros que empieza por Carre y termina por four . Se que no es una gran pista, pero tampoco se me permite concretar demasiado. Allí debía hacerme con los servicios de un carrito, peeeero no tenía una moneda válida, con lo que opté ir a la cercana tienda de chuches, hacer un pequeño gasto y así conseguir la moneda necesaria para liberar al carrito de su doloroso encadenamiento y hacerlo mío para siempre.
En la tienda de chuches, que estaba llena de cosas ricas, no se me ocurrió otra cosa que comprar un paquetillo de Peta-Zetas. Aquellos caramelillos que metías en la boca y estallaban como petardos de la feria. Hacía muchos años que no metía eso en mi boca (los petazetas) y tenía ganas de recordar la sensación así que esperé el momento oportuno en el que no me viese nadie, abrí el sobre y todos de golpe para dentro. Que empiece la fiesta !!!
Me llevé una tremenda desilusión. Los petazetas ya no estallan como antes. Son mucho mas "light" y los estallidos son sucedáneos de lo que eran hace unos años. Prácticamente ya no saben a nada. Sniff...
Me da mucha pena que pasen estas cosas y los sabores de las pequeñas cosas vayan perdiendo calidad e intensidad hasta su desaparición. El regaliz rojo cada vez sabe más a plastiquete, las gominolas no hay quien las coma, el chicle no dura ni dos minutos y los caramelos de cubalibre, ni cuba ni libre ni ná de ná.
Otra cosa que tengo ganas de recuperar son los caramelos Selz pero me da miedo porque me temo que se repetiría el sentimiento de desilusión.
Que pena.
Acudí a un centro comercial que no quiero publicitar pero para daros una pista, puedo deciros que empieza por Carre y termina por four . Se que no es una gran pista, pero tampoco se me permite concretar demasiado. Allí debía hacerme con los servicios de un carrito, peeeero no tenía una moneda válida, con lo que opté ir a la cercana tienda de chuches, hacer un pequeño gasto y así conseguir la moneda necesaria para liberar al carrito de su doloroso encadenamiento y hacerlo mío para siempre.
En la tienda de chuches, que estaba llena de cosas ricas, no se me ocurrió otra cosa que comprar un paquetillo de Peta-Zetas. Aquellos caramelillos que metías en la boca y estallaban como petardos de la feria. Hacía muchos años que no metía eso en mi boca (los petazetas) y tenía ganas de recordar la sensación así que esperé el momento oportuno en el que no me viese nadie, abrí el sobre y todos de golpe para dentro. Que empiece la fiesta !!!
Me llevé una tremenda desilusión. Los petazetas ya no estallan como antes. Son mucho mas "light" y los estallidos son sucedáneos de lo que eran hace unos años. Prácticamente ya no saben a nada. Sniff...
Me da mucha pena que pasen estas cosas y los sabores de las pequeñas cosas vayan perdiendo calidad e intensidad hasta su desaparición. El regaliz rojo cada vez sabe más a plastiquete, las gominolas no hay quien las coma, el chicle no dura ni dos minutos y los caramelos de cubalibre, ni cuba ni libre ni ná de ná.
Otra cosa que tengo ganas de recuperar son los caramelos Selz pero me da miedo porque me temo que se repetiría el sentimiento de desilusión.
Que pena.
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