miércoles, 1 de septiembre de 2010

1 de septiembre


06:15.- Suena el despertador y un sentimiento de "no puede ser" invade mi espacio interneuronal. Obligo a mi cuerpo a levantarse casi de inmediato porque si lo hago de una manera más pausada existe riesgo real de volver a caer en los brazos de Morfeo y esta vez con pocas posibilidades de "recobrar la vida".

06:20.- Empieza mi rutina diaria. Preparo café, preparo biberón, me voy integrando en el día y e este momento soy incapaz de ingerir cualquier tipo de alimento. mi estómago está completamente cerrado.

06:40.- Hora de la ducha, que no es lo mismo que una hora de ducha. Omito detalles.

07:00.-
Ya tengo hambre. Mi estómago acaba de abrir sus puertas y es saciado con un colacao calentito, un poco de pan, algo de jamón y algo de queso. No será la única vez que desayune a lo largo de la mañana, ya que a eso de las once mi cuerpo pedirá más y sino se lo doy me maltratará. No será un desayuno completo sino un pequeño tentempié que consistirá en....aún no lo sé.

07:20.- Me doy cuenta de que hoy es 1 de septiembre y paso de poner cualquier tipo de informativo en la televisión. Todos y cada uno de los unos de septiembre que me tocó vivir aparece la típica noticia de la "depresión postvacacional", de la vuelta al trabajo y se complementa con declaraciones absurdas de algunos afectados. De verdad, si tenéis tiempo y ganas, poned uno de esos informativos y escuchad las palabras de los afectados porque no suelen tener desperdicio. Pasan casi siempre desapercibidas para nuestros oídos, pero haced un esfuerzo y veréis como hay gente que es capaz de no decir nada con unas cuantas palabras.

08:00.-
Mi hijo pequeño, que el viernes ya cumple un año, empieza a inquietarse y quiere desayunar. Procedo a darle el biberón que hace casi dos horas que tengo preparado y muy agradecido me regala una enorme sonrisa que yo recibo con gran placer. Que bonito es recibir sonrisas, ¿verdad?.

08:30.- Me voy a trabajar. Siempre corriendo que es algo que odio y que me condiciona para el resto del día, siempre con miedo de llegar tarde y siempre pensando que ante el más mínimo contratiempo llegaré tarde y eso no me gusta. Me doy cuenta, de nuevo, de que hoy es día 1 y por lo tanto habrá caras tristes por la calle, gente de piel tostada que vuelve a su rutina que les aclarará el tono conseguido en el duro mes de agosto, personas lamentándose de su desgracia porque ya no podrán hacer lo que más les apetezca y encima cobrando a final de mes, gente que en realidad no es muy consciente de su situación y que deberían dar gracias al cielo y a la tierra porque el día 1 tengan que volver a trabajar. Recordad que hay gente que no trabaja y recordad que algunos que trabajamos no tuvimos ni un solo día de vacaciones, así que hoy no permitiré a nadie que se lamente por esto. Se siente.


Buenos días.

No hay comentarios: