sábado, 28 de noviembre de 2009

Esemeeses


Desde hace no muchos años aparece en nuestras vidas una nueva forma de comunicación directa, precisa y corta y que no es otra que la de los mensajes SMS entre teléfonos móviles. Gracias a estos mensajes (que no a todo el mundo le gustan) puedes decir las cosas en pocas palabras, sin rodeos y sin necesidad de ver ni oir la reacción del destinatario, que a veces vale mucho más.

Pero hay una cosa que no me gusta de este tipo de comunicación, que ya practicaban los sioux antaño con señales de humo, y es que, además de comerse las vocales, no siempre todo el mundo responde y eso no me gusta nada de nada. Es más: lo odio.

Muchos de esos mensajes se envían pero nunca reciben una respuesta y los motivos sólo pueden ser dos: Motivo económico (por no gastar el importe del mensaje) o motivo vagancia (por no tener ganas de escribir), pero ni por uno u otro motivo me gusta que la gente no me responda y me parece una falta de educación bastante grave.

No es necesario responder a todos porque entonces entraríamos en una dinámica de nunca acabar y un tanto absurda, como en esta supuesta conversación mantenida a través de sms y que ha conseguido captar a dos personas anónimas nuestro modernísimo sistema de detección de mensajes (Gintel) y que transcribo tal cual:

Mensaje 1- "Te invito a cenar"
Mensaje 2- "No puedo porque hoy tengo que estudiar. Tengo examen el lunes"
Mensaje 3- "Vaya, pues ya lo siento. A ver si apruebas."
Mensaje 4- "Eso espero. Gracias por la invitación."
Mensaje 5- "De nada."

En este caso con los dos primeros era suficiente, sobrando los mensajes 3, 4 y 5, pero si al receptor del mensaje le hubiese dado por no responder y la conversación se quedase sólo en el mensaje 1 sería un feo para el invitante porque nunca sabría si recibió el mensaje, si lo leyó y no le gustó la idea, si metió la pata siendo tan osado, etc.,

Y es que da la sensación que cuando alguien no te responde al mensaje no le presta el más mínimo interés y te hace sentir un tanto incómodo. Seguramente lo haya leido y si le haya prestado mucho interés, pero no evita que por tu cabeza ronden otros pensamientos.

Por eso y mucho más, lo mejor, hablar, hablar y hablar. Nos dejamos de posibles malos entendidos y todo más claro que el agua.


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1 comentario:

Mr Pesk dijo...

¿Eso aplica también a los emails?

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