No sé si es peor vivir una pesadilla o despertarse tras un gran sueño. En las pesadillas se pasa mal, muy mal y quedan casi siempre en la memoria. En mi caso recuerdo dos con gran claridad. En una de ellas un yo pequeño llama a la puerta de casa y lo que se encuentra es que en esa casa que hasta ese día había sido la propia está habitada por gente totalmente desconocida y que nada saben del paradero de mi familia. Y en la otra me veo de nuevo en el instituto en clases de historia y preparando un exámen. No sé cuál es peor.
Pero prefiero mil veces pasar eso y despertarme con una mezcla de angustia y alivio a tener un precioso sueño del que no quiero irme y que desaparece para siempre en el momento que abres los ojos.
Pero prefiero mil veces pasar eso y despertarme con una mezcla de angustia y alivio a tener un precioso sueño del que no quiero irme y que desaparece para siempre en el momento que abres los ojos.
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