miércoles, 3 de febrero de 2010

Regreso a la Dulce Infancia


Esta misma tarde, tras haberme pillado el disgusto del día al comprobar que la cajera del supermercado batía el record del mundo de "pasar productos por el escáner" y derrotarme sin piedad al no poder seguir su ritmo para meterlos en la bolsa (los productos) decidí ahogar mis penas en chuches.


Soy adicto confeso a ellas (en estos momentos sé yo de un par de personas que se están llevando las manos a la cabeza) y mi cuerpo me las pide periódicamente. Además no tengo otros vicios: No fumo, no bebo (ejjjem), no practico cosas extrañas. Y hoy era uno de esos días, así que acudí al kiosco más cercano para saciar mis necesidades.


Llegué sin grandes esperanzas porque desde hace años el mundo de las chuches está completamente devaluado y ya nada sabe igual. Los regalices rojos saben a plastiquete, algunas gominolas saben a pescaducio y los chicles no duran ni 3 segundos de reloj antes de perder su sabor y conseguir una textura asiliconada. Pero hoy vi "brotes verdes" en el mundo de la chuche con grandes redescubrimientos que paso a describir y que este kiosco tenía entre sus existencias.


1) Caramelos de Selz: Eran aquellos que dentro tenían pica-pica y que cuando llevabas un rato comiéndolos se desbordaban y te daba una sensación de "frisfris" dentro de tu boca. Antes se vendían en tiras de tropecientos caramelos pero hoy son por unidades y al peso. Debo decir que el sabor siguen siendo el de antaño y la cantidad de pica-pica es suficiente para conseguir el placer bucal.


2) Caramelos de Nata: Eran unos de papel plata y azul, masticables y de peculiar sabor. Ahora parecen algo más grandes y la textura sigue siendo blandita. Lo malo es que como tengas un empaste se te pegan y luego no hay manera de sacarlos. Son de la marca SNIPE. ¿La recordáis?.


3) Caramelos de Cuba-Libre: Con estos caramelos no me extraña en absoluto que la gente de nuestra generación le dé al jarrete a base de bien y como si fuese el último día que vamos a pasar en el planeta Tierra. Siguen y saben exactamente igual a cuando yo los compraba antes de ir al cole para comerlos en mitad de la clase de Don Lisardo.


Vamos, que estoy disfrutando como un enano con esta regresión y que me imagino que cuando acabe la megabolsa que me compré tendré que llamar a mi dentista para buscar una solución. Todo sea por olvidar a la cajera que seguro que estaba dopada.


Gracias carameleros del mundo por haber escuchado mis plegarias!!!!

3 comentarios:

Bea dijo...

Solo diré que se me está haciendo la boca agua al leer el post.....Y se yo de alguno más que también estará echando las manos a la cabeza jajaja

Mr Pesk dijo...

Masticables los Palotes y Barriletes.
Más masticables los de vda de Solano, los de piñones del Caserío y los paraguas de caramelo recubiertos de barquillo (pirulís).
Con pica pica los sobres de Escalofríos y los Pikolandia.
Míticos los Pez y los regalices enrrollados con un lacasito en el medio.
De gominola los ositos y las botellas de cola.
Menuda fartura, necesito un cacharrín pa' bajar tanta chuche y fumar un pitu.

Lan dijo...

De todos los que dices los mejores eran los pirulís. Ese sabor de barquillo mezclado con caramelo auténtico no tenía precio!!!!