En todo barrio que se precie hay un quiosco para poder comprar la prensa, alguna revistilla del cuore, regalices rojos y negros y chicle de clorofila. Un sitio que abre de sol a sol en el que gastar esas monedillas sueltas que te quedan en el fondo del pantalón y en el que comentar con el quiosquero el partido de fútbol del equipo de tu ciudad...aunque no te guste el fútbol.
Pero a todos esos valores, en el quiosco de mi barrio tengo que añadir los "chascarrillos" que la quiosquera (pareja del quiosquero) cuenta todos los santos días. Y es que no pasa ni un sólo día sin tener que escuchar el chistecillo de turno de la discípula de Arévalo. Todos los días del año, compres la publicación que compres y al entregártela previa petición te cae un chiste. Un chite relacionado sobre alguna de las noticias que salen en la portada de ese día. Y no es un chiste que puedas ir corriendo a casa a contárselo a tu familia ni que lo puedas soltar en una reunión de amigos. Es un chiste de la categoría de malejo y con el que te ves obligado a reirte de la manera más forzada posible para que la chica no se vea inmersa en la soledad de la desilusión.
Yo, tras muchos años de inversiones en el lugar, llegué a la conclusión que ella se encierra en su quiosco a las cuatro de la mañana, se lee todos los periódicos del día y desarrolla una serie de chistes para su público que ansioso espera en la puerta para comprar la prensa diaria, aunque para chistecillo el de mi ex-peluquero que cada vez que iba le preguntaba por educación aquello de "Qué tal?" y el siempre me respondía "Aquí, viviendo por los pelos". En fin...
Cambiando de tema. Esta mañana he recibido en este blog la visita 2000. Una visita que llegó desde la provincia de Burgos y a la que estoy tan agradecido como a las 1999 anteriores. Espero que pronto celebremos la visita 3000 y la 5000 y la 10000 y la.... A todos y todas, MUCHÍSIMAS GRACIAS!!!!!
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