El cine de antes (22 de marzo)

Una de las últimas veces que el escritor de este maravilloso blog fue al cine estrenaban Top Gun en el cine Maria Cristina, donde hoy está un McDonalds (aquí se produce un pequeño fallo. Donde dice "María Cristina" debería decir "Robledo". Perdón.). Ese cine era un clásico, de esos con patio de butacas y entresuelo, palcos pero ese mismo escritor no se acostumbra a los cambios que las salas y las costumbres de las mismas han sufrido de una manera constante hasta casi hacer desaparecer este gran entretenimiento que inventaron los Lumiere.

Para empezar ya no existe el acomodador, al menos como existía antes, con su linternita y acompañándote hasta el mismísimo asiento porque las entradas eran numeradas. Tampoco existen esos chicos de batines blancos que con una cesta a la cintura ofrecían chocolatinas, patatitas y bolsitas de celofán rellenas de avellanas y que te acercaban hasta el mismo asiento.

Y pobre de ti como te tocase un alto o cabezón en la fila delantera porque entonces tenías que fastidiarte durante toda la película. Hoy en día ya nadie es ni alto ni cabezón y tampoco se ve el NO-DO, que en mi época no era ya más DO que NO, las chucherías las compras a precio de marisco en la tienda de fuera y si quieres acomodarte hazlo tu solito, que nadie te ayudará.

También recuerdo la sesión continua, que no es otra cosa que meterse en el cine y ver la película tantas veces como quieras (así pude ver La Guerra de las Galaxias). Algo que ahora tan impensable como poco útil igual que es impensable fumar cuando antes si estaba permitido y hasta bien visto!!.

Pequeños detalles que no llamaban nuestra atención pero que ahora, cuando ya no los tenemos, los echamos un poquito de menos (salvo lo del tabaco).