Aunque de pequeño, y por problemas alérgicos, la tonalidad de mi piel era amarillenta tirando a verdusca no soy chino y leyendo lo que leí hoy casi hasta lo agradezco.
Resulta que los chinos celebraron en estos días el Año Nuevo Lunar, concretamente el 4707 y como es lógico montaron unos fiestones y unas comilonas para conmemorarlo como merece la ocasión. La comida consistía en pescado, que depende cómo, me lo podría comer; Cebollino que si lo puedo evitar lo evito; Nabos que a mi como que no y bolas de carne, más conocidas como albóndigas, pero que llamándolas bolas de carne tampoco consiguen que la boca se me haga agua. Vamos que si tengo que celebrar yo el 4708 me hacen el tío más feliz del mundo y me haría llamar Re - Pu - Nan - Tín para así mimetizarme con mi entorno chinesco.
Por cierto, me acabo de acordar que tal día como hoy y hace cinco años estaba en Londres y tuve la oportunidad de coincidir con un desfile de celebración del Año Nuevo Chino con dragón y todo. Muy bonito, si señor.
Lo de que piel era de color verdecillo aceitunado es real como la vida misma, con unas ojeras que me llegaban al ombligo y allá donde hubiese un ácaro aparecían mis estornudos que tanto me han acompañado en mi infancia y juventud. A día de hoy la cosa ha mejorado bastante y, aunque tengo días, no tiene nada que ver con el pasado.
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