viernes, 12 de diciembre de 2008

Olores

Voy a proponer que mi trabajo sea considerardo de alto riesgo, porque lo que me tocó vivir esta tarde no hay sueldo que lo pague.

Resulta que tuve que ir a llevar "mercancía" a casa de un cliente que estaba enfermo y nos pidió que le hiciésemos ese favor. Normalmente no vamos nunca a casa de nadie, pero ya que este señor es un buen cliente y estaba enfermo accedimos a su petición. El "chollo", como no, me tocó a mí y es que los chollos de "vete a..." siempre le tocan al menda lerenda.

Total que me planté en su casa de este señor de unos 80 años y nada más se abriese la puerta el olor que llegó a mi pituitaria fué como si me hubiesen dado un buen puñetazo en toda la napia. JOOder como olía aquella casa. Era un olor que nunca antes lo había olido. No era olor a mexiu ni nada parecido. No era olor a sobaco cebollero, era olor a.....qué se yo. El olor lo mantengo, para mi puñetera desgracia, en la nariz y no se me va de ninguna manera. Yo no sé si ese hombre tendría un cadáver en casa porque no sé como huelen los cadáveres pero no me extrañaría nada.

Esto me hizo plantearme lo jodidamente jodida que es la soledad. Este pobre hombre quizás no se de cuenta del olor de su casa, quizás no quiera que una persona vaya a su casa a limpiar una vez a la semana o quizás (no lo creo) esté a gusto con ese aroma- Eso sí: Tenía una tele de plasma que dudo mucho que la tenga el presidente de Sony en el salón de su casa.
Por favor, que nadie me malinterprete y piense que me río o me burlo de este señor. Más bien todo lo contrario. Me impresionó la soledad en la que vivía y lo tremendamente triste que eso debe ser. Quizás, la soledad, sea una de las peores cosas que le puede pasar a una persona. Todos disfrutamos de un buen rato de soledad, pero estar solo por obligación debe ser terrible. Ojalá nunca nos pase.

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